En el lado sureste de la montaña Ilaló, como otro mito rural nace un movimiento social que amalgama su pensamiento, su memoria y su práctica de vida diaria en productos artísticos y comunicativos; los fusiona. La co-creación de contenidos con propuesta social enmarca esta nueva mini serie: “El que tiene tienda que la atienda”. Recreada desde el imaginario rural en una tienda del barrio, la tienda de Doña Meche.
En un anaquel – creativo – en el Laboratorio de Innovación Rural LABIR[1] se fermenta una “probeta social” un proyecto local, de color naranja que mezcla el talento y la creatividad de vecinos de la parroquia rural para la producción de 10 capítulos de la Mini Serie con títeres. Un coworking poco urbano que inició diseñando un motor comunicativo semanalmente que aborda temas rurales, transversales y básicos para un desarrollo sostenido: La revista familia Ilaló Magazine.
Esta revista familiar acogió al talento local para ampliar posibilidades de creación desde la comunicación, y CREANDINO cobijó esta propuesta por conjugar con su proyecto de comunicación latinoamericana,[2] empresa local que se crió en la comunidad y nació de una tesis de pre-grado: La Radio como Empresa Social[3]. Con un enfoque ideológico y político local de centro, sin dogmas, con pragmatismo y postmodernidad, incluida la pandemia; empresa que en el transcurso de 20 años auto-sostiene el modelo latinoamericano de la Comunicación para El Desarrollo, con una rentabilidad social evidente y cuyo ejercicio de comunicar en post pandemia la obligó a reinventarse desde adentro, desde la comunidad. Explorando nuevos escenarios, como éste, el de las redes sociales.
Nuestros contenidos son pro positivos desde la experiencia y voluntades; somos contra-parte para otros discursos externos, que se difunde en los grandes medios, en tendencias de redes sociales. Evitamos con nuestro trabajo comunicativo auto flagelar nuestra identidad, auto eliminarnos. La montaña del Ilaló es cumbre de historias, identidades, sabiduría, mitología y naturaleza pura, esa convivencia con el contenido diario cobija también una variedad de memorias que se resisten a morir; ideas que irrumpen en forma de arte, artesanías, emprendimientos, gastronomía, música, cultura y un discurso político que de-construye el progreso estereotipado y sacude los falsos desarrollos. Hoy la economía local presenta rasgos importantes de cambio, de adaptación a esta nueva economía con motor comunicativo propio: CREANDINO. En una de tantas ideas innovadoras se recrea una tienda de barrio, con personajes de características familiares a la comunidad, que se encuentran y suscitan situaciones cotidianas de la vida rural; diálogos contundentes sobre problemáticas aletargadas, históricas, que se reconocen como políticas residuales, subsidiarias o populistas.
En el año nuevo andino, Mushuc Nina[4] irrumpe en la escena virtual desde CREANDINO RADIO Doña Meche, la dueña de la tienda de la esquina, la vecina que sabe de todo y de todos, menos del precio de sus víveres. A esta tienda se “auto-convocan” los vecinos como el Licenciado Plumilla, un “quiska” que tiene la solución “fácil” para todo, su facilidad de palabra le provoca manipular a sus vecinos, insulta con diccionario (es un personaje muy particular para el director). En esta escenografía para títeres se recrean los problemas cotidianos como: la calidad del agua potable, la gestión de los desechos sólidos, la fiesta del barrio, la crisis económica, los migrantes, y los amores del Orejas y Chispita. La migración tiene su propio guion, el "Orejas" es sobrino de Doña Meche que viajó desde otra provincia para trabajar y estudiar; está anclado al pueblo por su amor a Chispita y las costumbres de la comunidad - ese nexo literario le hace personaje principal de los capítulos - y está decidido a quedarse, como muchos otros migrantes que llegan a las parroquias rurales de Quito[5].
Pero estos discursos que suscitan estos personajes de la imaginación rural, tienen un trasfondo ideológico que supera los imaginarios del común de los actores externos, de los funcionarios públicos, en el marco de su gestión local. Es una voz popular mimetizada en la obra con ansiedad incontenible de reclamar, por demandar una atención más integral, sostenibles desde su ruralidad; pensamientos comunes debatidos en la tienda de barrio. Y una forma de amplificar esta voz ha sido el vincular estos micro discursos (10 capítulos realizados) con otro trabajo colaborativo, el Plan Rural Los Chillos; trabajo levantado por los Asambleístas de Quito 2021 en coworking con el LABIR. La Innovación Rural desde este laboratorio potencia las capacidades locales para configura una Campaña de Comunicación y reforzar las líneas base del Plan Rural, estos procesos cuentan con la infraestructura y asesoría que les brinda CREANDINO para sostener esta iniciativa social colectiva, de base rural.
Con los títeres en la mano, el elenco conformado por Claudia Monsalve, Raymon Duque, Carla Villavicencio, Verónica Falconí, Alejandro Jovel, Daniel Guayasamín, Jabin Manzanilla y la dirección general del CEO de CREANDINO Fabián Iza, fusionaron sus talentos, las probetas de laboratorio de Arte y Comunicación se agitaron para recrear estos episodios de libre difusión. Capítulos que ensayan críticas al ejercicio de la gestión pública, a las políticas públicas que existen, y que no existen. Críticas a un Estado desvinculado de sus territorios, corrupto, lento, sin identidad ni memoria. Un Estado como el que se dibuja en el capítulo donde Don Facundo (con discapacidad visual) necesita sacar el carnet de discapacidad (como el 25% de la población rural) y se encuentra en la tienda con el “quiska” del barrio (Licenciado Plumilla) y se entera que un Asambleístas Nacional tiene el carnet de discapacidad para importar autos de lujo. Esas contradicciones sociales provocadas por la mala acción política son amplificadas y denunciadas creativamente.
Esta pandemia está re-configurando la sociedad, y sus modelos de vida; la comunicación no podría saltarse esta mutación. El negocio para quienes fabricaban cobertores para Control Remoto de televisores cayó. Así como cayó nuestra mirada; como cuellos con tortícolis a los teléfonos móviles, a sus aplicaciones y redes sociales. Nuestra generación de los 80´s, 90’s – que vivimos esta pandemia – estábamos obligados a innovar, por ello la oportunidad de contar con un Laboratorio de Innovación en un pueblo rural es fantástica, mágica y si la mezclamos con probetas diversas de arte se transforma en un: mundo mágico andino.
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[1] El LABIR nace de la primera alianza pública – comunitaria entre CONQUITO y CREANDINO, en la parroquia rural de La Merced. [2] Hablar de edu-comunicación es mantener la doctrina de enseñar, al que no sabe; nuestra proyecto busca liberar para aprender. [3] Tesis con un marco teórico inspirado en Yunus Muhammad: La Empresa Social. Empresa con una mayor rentabilidad social. [4] Es el año nuevo andino celebrado por muchas comunidades del Ilalo, sobre todo las comunas, que están asentadas en las faldas y vinculadas a los barrios cercanos.
[5] Recomendamos mirar el documental realizado por CREANDINO y el MUNICIPIO DE QUITO sobre migración rural: «Sahuangal, un paraíso escondido». Una historia contada por los mismos emigrantes que llegaron de Cuenca a constituir esta comuna en la parroquia rural de Pacto.
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