La radio comunitaria como empresa social, es una propuesta de participación ciudadana no institucionalizada que se desprendió de la retórica años atrás en este territorio rural. Sin embargo de que la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) no lo consideró así.
Es en La Merced, parroquia rural cercana a Quito donde madura éste y otros modelos de desarrollo local; vistos sosteniblemente como empresa social. Justamente un blog publicado en octubre de 2013 presenta ya algunas pautas del ejercicio de la comunicación para el desarrollo que venía gestándose de la mano con la gestión pública que el Gobierno Parroquial (2009 – 2014) lo consideró en su agenda.
La política de articulación en beneficio local amparada en el Plan de Desarrollo de La Merced permitió la construcción de una Cabina de Radio completa con inversión del Municipio de Quito como parte de la infraestructura del “Centro de Desarrollo Comunitario (CDC)”, hoy “Casa Somos” habilitado desde el año 2012; considerando a la “comunicación local” como parte del desarrollo territorial, y un eje de inversión pública.
Una tesis de investigación publicada el 15 de abril de 2014 argumenta la experiencia de Radio Bocina como un medio comunitario que aplica la conjetura: Radio Comunitaria como Empresa Social. En este documento se aborda paradigmas como: “... lo que está en los medios está en el discurso; y por lo tanto existe. Bajo esta premisa el debate rural no existe.” Esta realidad que sin embargo de haberla articulado en un marco de gestión público-comunitario se ve hoy contradictoria; esa realidad nos dice que la comunicación –desde el Estado – es desplegada como un acto político que intenta legitimar en lo comunitario su acción cotidiana; esta relación demostró que tiene sus contras y no es sostenible en el tiempo.
La voluntad del dirigente de turno, su visión y la coyuntura política son la dependencia de un proyecto comunitario como la Radio Local, es contradictorio que bajo esa voluntad sea la misma institución la que opaque lo ganado. Y así mismo sucedió, Radio Bocina en el momento de la transición de la nueva administración del gobierno parroquial (mayo 2014) dejó de transmitir por esa apatía política y complejo de quienes asumen el poder, al no dar continuidad a estos ejes encaminados de la comunicación comunitaria.
A dos días de iniciar el nuevo periodo del Gobierno Parroquial de La Merced, Radio Bocina dejó de transmitir; se produce un “robo” ingenuo para desaparecer las computadoras de las oficinas – desde una de estas se transmitía la señal de radio – de esta manera se dejó de difundir con señal abierta las sesiones de esta institución, acallaron la participación ciudadana. Con este gesto infame se frenó inmediatamente el accionar de la Radio.
El desinterés del Municipio de Quito por permitirnos habilitar – a Radio Bocina – nuevamente el uso de la cabina de radio que se construyó en nuestro territorio, inclusive con la condición de revisar y calificar los contenidos antes de su emisión, agudizó la frustración de ver caer un proyecto público-comunitario. La posibilidad de consolidar una Empresa Social de la comunicación con financiamiento de los Gobiernos Locales pasó a otra cancha, los buenos resultados y el impacto local alcanzado por este proceso finalmente, quedaron para los reconocimientos de aquel modelo de gestión rural (AME 2013).
Esta praxis no nos deja hablar de memoria, acompañado de argumentos teóricos sostenemos la tesis que en la Radio Local se mide los intereses, y estos, si son provocados por la comunidad pueden ser más legítimos; permite además – el uso de la palabra – orientar la toma de decisiones públicas.
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